
Hay juegos que a lo largo de la historia han marcado un antes y un después en la industria de los videojuegos. Unos más sonados que otros, todos ellos de incalculable valor para los aficionados. Final Fantasy IV nunca ha tenido la repercusión de la laureada séptima entrega de la saga por motivos más que justificados en aquel entonces. Sin embargo, una de las ventajas de la constante traca de remakes que Square Enix ha lanzado al mercado en los últimos tiempos es justamente el poder discurrir acerca de la calidad de cada entrega sin tener en cuenta los aspectos externos al videojuego en sí, como la época de su aparición en el mercado o la acogida del público. La aportación de FFIV al género de los RPGs va más allá de estas circunstancias. Square dotó de origen, argumento, drama y personalidad a todos los personajes de una historia mucho más elaborada y con un argumento mucho más sólido que las arquetípicas tramas que causaban furor en aquella época. Esta cuarta entrega fue a la generación de SNES lo que FFVII en PlayStation; el patrón a seguir.

El tiempo ha dado la razón a aquellos que apostaron por Square Enix en su día. La compañía ha recobrado parte del prestigio perdido, ha sabido atender las exigencias de los usuarios de tal modo que gran parte de las expectativas depositadas en los remakes se han visto cumplidas de un modo u otro. Basta un breve vistazo al pasado para descubrir el éxito de Final Fantasy III, que con sus más y sus menos soportó la pesada carga de ser el primer FF para NDS recibiendo críticas y elogios a partes iguales. Desde Matrix Software, los desarrolladores del producto bajo el visto bueno de Square, tomaron nota de los defectos de FFIII para mejorar todos y cada uno de ellos de cara a FFIV. Lo cierto es que con mejor material que en la anterior ocasión, los chicos de Matrix han desarrollado un título muy logrado, agradable a la vista y divertido a la par que endiabladamente difícil cuando se lo propone.


A muchos sorprenderá el corto plazo de tiempo transcurrido desde el release americano de FFIV respecto al europeo, bastante inferior al habitual en estos casos. Las características de un RPG son muy distintas a las de cualquier otro género, con toneladas de texto por traducir, una labor en la que la mayoría de compañías de peso en el sector descuidan de tanto en cuando sin tener en cuenta las consecuencias. Es una noticia a voces que el cartucho americano consta de las correspondientes traducciones de los principales idiomas europeos, entre los que se encuentra el castellano, un hecho que en su momento no agradó en exceso al público yankee al propiciar una espera que se fue dilatando en el tiempo hasta el pasado mes de Julio. Dos meses que se traducen en poco más de 70 días si tenemos en cuenta que el lanzamiento se produjo a mediados de mes; periodo irrisorio se mire por donde se mire.

El preludio de la fantasía
Por suerte para el público europeo hemos tenido que esperar menos de 12 meses para poder disfrutar de FFIV. Disfrutarlo y hacerlo en su plenitud, con una traducción que respeta la estructura de la original, de corte medieval, y a la que sólo se le puede achacar la ausencia del doblaje en castellano. Hay muchos aspectos destacados dentro de un RPG con una buena suma de novedades, de detalles hacia anteriores entregas y que además goza de un argumento muy bien estructurado con añadidos con respecto a la versión original.


La esencia del original sigue vigente, aunque la curva de aprendizaje inicial se ha corregido para evitar la enorme dificultad del cartucho original. La esencia es básicamente la misma que en el caso de FFIII; un lavado de cara que presenta un reto para los jugadores no iniciados y que a buen seguro sacará de quicio a los menos pacientes. RPG en estado puro, que como en el caso de la tercera entrega obliga a sacar lo mejor de cada jugador para superar las mazmorras y los cientos de combates que disputaremos durante la aventura. La historia comienza de la mano de Cecil. El ultrajante robo de un cristal elemental es el punto de partida del camino hacia la luz de un Caballero Oscuro.
Nota final : 8.5